jueves, 9 de diciembre de 2010

Estaba el diablo mal parado
en la esquina de mi barrio

ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos,
al lado de él estaba la muerte con una botella en la mano;
me miraban de reojo y se reían por lo bajo
y yo que esperaba no sé a quién,
al otro lado de la calle del otoño,
una noche de bufanda que me encontro desvelado
entre dientes oí a la muerte que decia así:
-"cuántas veces se habrá escapado
como laucha por tirante,
y esta noche que no cuesta nada
nisiquiera fatigarme
podemos llevarnos un cordero con sólo cruzar la calle".
yo me escondí tras la niebla y miré al infinito
a ver si llegaba ese que nunca iba a venir,
estaba el diablo mal parado
en la esquina de mi barrio
al lado de él estaba la muerte con una botella en la mano.
Y temblando como una hoja
me crucé para encararlos y les dije
me parece que esta vez me dejaron bien plantado,
les pedí fuego y del bolsillo saqué una rama pá convidarlos
y bajo un árbol del otoño nos quedamos chamuyando,
me contaron de sus vidas
sus triunfos y sus fracasos,
de que el mundo andaba loco y hasta el cielo fue comprado
y mas miedo que ellos 2 me daba el propio ser humano
y quizas yo no esperaba a nadie y entre las risas del aquelarre
el diablo y la muerte se me fueron amigando
ahí donde dobla y el viento y se cruzan los atajos,
ahí donde brinda la vida,
en la esquina de mi barrio.

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